jueves, 30 de octubre de 2008

Educación



La población isleña nativa es bilingüe de pascuense y castellano. El pascuense es la lengua normal de la vida intrafamiliar y, en general, de las interacciones cara a cara entre isleños. El castellano es la lengua de las interacciones con los continentales y de las situaciones producidas por el contacto con la cultura europeo-occidental, incluido el contacto epistolar entre isleños (Gómez Macker 1982: 95).
Dadas estas condiciones, el comportamiento bilingüe aparece mayormente en la población adulta. Los niños en edad preescolar y los ancianos tienden al monolingüismo en pascuense, ya que su dominio interaccional suele estar limitado a la familia y a pequeños grupos de panes. El niño todavía no se ha incorporado al contacto y el anciano ya se ha retirado de él.
Para los niños, la adquisición masiva del castellano empieza en la primera institución de contacto con la sociedad hispánica: la escuela, que es el factor más eficiente en la adquisición de la lengua y la cultura hispánicas. En términos de la inmersión escolar, el niño aprende el castellano, aun cuando la escuela, por su diseño mismo, no incluye la enseñanza formal y sistemática del castellano como segunda lengua. Gómez Macker dice al respecto que en la escuela el aprendizaje del castellano “... se ha visto tradicionalmente entorpecido pon múltiples circunstancias...” entre las cuales destaca el que se utilice “...en la enseñanza del castellano, las mismas metodologías y los mismos textos elaborados para hispanohablantes monolingües”; para concluir evaluando el proceso completo de enseñanza del castellano como “...asistemático, inadecuado y, a menudo, contraproducente a juzgar por los resultados deficientes”. (Gómez Macker 1982: 98).
La severidad de la crítica de Gómez Macker está objetivamente motivada por el desempeño, en general pobre, de los pascuenses en castellano. En efecto, la población nativa isleña sabe sólo el castellano mínimo suficiente para manejar interacciones elementales con los hispanohablantes. Las interacciones que requieren el uso del castellano cultivado e intelectualizado, tanto oral como escrito, caen completamente fuera de la competencia lingüística de los nativos. Gómez Macker considera que ésta “. . .podría ser una de las principales causas —si no la principal— del constante fracaso escolar de la población estudiantil isleña que año tras año viaja al continente para continuar sus estudios. Su deficiente dominio del castellano les impide competir exitosamente con otros alumnos chilenos.

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